miércoles, 16 de septiembre de 2015




8 de septiembre, Día de la Virgen del Valle


Hoy es 8 de septiembre, Día de la Virgen del Valle, y Nueva Esparta está de fiesta, en realidad todo el Oriente, pero celebro la fiesta desde Margarita.
La isla se paraliza para honrar a la Madre de Dios y durante un día cantarle, pintarle, cocinarle, orarle,  celebrarle y agradecerle, casi siempre desde la acción común que implica el encuentro con el otro para festejar el nacimiento de una madre protectora, en la calle, la casa, la iglesia, la basílica, la ranchería, el bote, la bicicleta. En fin,  desde  el lugar de cada quien.
Cada año la celebro a mi manera, desde lo que me provoque hacer al pensar en ella. Hoy por ejemplo, decidimos hacer un paseo familiar Papa, mama, hija menor y abuela para ver cómo la encontrábamos por las calles de Margarita, lejos de multitudes.
Salimos por la carretera vieja del Salado y la saludamos al borde del camino en cuatro altares domésticos, donde los vecinos colocan sus vírgenes blancas y doradas y adornan con flores, en modo gratitud infinita.
Subimos por Guarame hacia  Guacuco y allí pedimos su bendición en más de 10 altares de calle, hechos en colectivo, en espacios públicos para la reunión y la celebración. Flores naturales, de plástico, globos blancos y azules, faralaos colgantes, velas y velones acompañaban cada altar público donde la gente lucía feliz e invitaba a agradecer y festejar. En Guacuco prendimos la radio y la voz de Miguel Serra cantando a la Virgencita nos llevó a Pampatar como destino. Por Agua de Vaca nos detuvimos en numerosos altares coloridos, hechos por orgullosos creyentes.
Ya en Pampatar el asombro regresó y con él la emoción de presenciar lo desconocido. Tres buques, numerosos peñeros y un submarino en la superficie nos recordaron que hoy también es Día de la Armada y que la virgen de los marineros los "echa pa tierra" para cantarle cumpleaños.
Lucienne Sanabria se escucha en la radio cantando "Gloria al padre, gloria al hijo, gloria al espíritu santo, gloria a la Virgen del Valle, que nos cubre con su manto". Celebramos la belleza de esta canción y decidimos rodar hacia la Península de Macanao.
En el camino nos asombra que se reducen los altares, pero eventualmente salta uno a la vista, hermoso, hecho con dedicación y fe.
En Boca de Río el pueblo está de fiesta, la Virgen del Valle corona la proa de los botes pesqueros atracados en la bahía. Los niños se bañan en la orilla y los adultos se sientan frente a sus casas con algún traguito y celebran el cumpleaños de su patrona.
En la radio Roky Viscuña canta con Los del Valle y nos cuenta cómo lleva flores ante su altar.
La península de Macanao con sus naranjas, verdes, azules intensos, sus gavilanes, zamuros, cactus, yaques, guayacanes, salinas y blancos demuestran que la Virgen también se manifiesta allí para lograr ese espectáculo que es la seductora aridez de la península. Por eso decidimos darle la vuelta y más allá del Robledal el sonido de cohetes nos guió a la celebración de la Virgen del Valle.
Hacer silencio y escuchar fue la fórmula para llegar a la bahía del Guiriguire, donde centenares de Macanagüeros festejaban en sus rancherías la bendición de la Virgen en el Mar y le agradecían su protección permanente. Las rancherías donde siempre hay redes, hamacas, pescados, anclas y botes hoy tenían altares, pensados, preparados y  elaborados con la Virgen del Valle en su traje de fiesta, imagen ante la cual bebían y festejaban, con la familia, el amigo, el vecino y el desconocido, porque sólo un saludo de Luis Alberto bastó para que en una de esas rancherías nos brindaran cerveza y seguramente si nos hubiésemos quedado más tiempo, también nos habrían dado del sancocho de pescado que preparaban a leña.
Allí ya la radio dejó de sonar para darle paso a la música en vivo que disfrutaban los creyentes. Presenciar la fiesta fue emocionante, por eso tras unos minutos seguimos paseando para encontrar a la Virgen del Valle en otros lugares. Continuamos el viaje y mientras veíamos las Tetas de Ma Guevara a lo lejos le cantábamos a Paula "y antes de llegar a la Restinga, amigo turista voltea la cara, y verás los cerros, los cerros que forman, los cerros que forman las tetas de María Guevara" y nos reímos de las ocurrencias de Perucho Aguirre.

Y justo antes de llegar a La Restinga recibimos nuestro regalo del día, porque allí, antes de pasar el puente volteamos a la derecha y vimos como decenas de botes venían en procesión marina, con música y pitos celebrando a su patrona. Todos los conductores nos detuvimos en el puente y tocamos cornetas y saludamos a los pescadores, estábamos todos felices y juntos hacíamos el ritual de celebrar nuestros ídolos de fe, se emocionó el corazón y saltó de puro alegre queriendo salirse por los ojos...
Paula celebró pasear por la Virgen del Valle y continuamos el camino a casa. Ya casi al llegar  nos reencontramos con la Virgen en el mural de barro de Medardo Bellorín, ahora decorada, alrededor sillas y sopa. La comunidad en pleno unida en la fiesta...estamos de fiesta, porque el amor y la fe por la Virgen del Valle es una gran manifestación cultural de este Estado y cada uno la celebra como puede y con el nombre que se identifica.
Margarita es devoción, es celebrar en comunión,  cómo nos cuentan lo hacían los  Guaquerí, a quienes se les festeja justo un día después del cumpleaños de la Virgen.

sábado, 7 de febrero de 2015

El privilegio del mejillón


Hace dos semanas quería homenajear a mi profe Argelia Ferrer y a mi hermana América Martínez Ferrer. Planificamos una cena en casa y sin pensar mucho armé un menú sencillo para cenar y conversar. El plato principal era un cremoso de arroz con tomate ahumado y mejillones. Buscar los ingredientes fue tan fácil como recorrer 1 km de la av. 31 de julio y luego ir a Manzanillo hasta conseguir los mejillones.

Dos semanas después acompañé a los estudiantes de primer nivel del curso avanzado de cocina del Instituto Culinario y Turístico del Caribe a una visita a La Guardia, donde los integrantes del Grupo Mejillón nos mostrarían cómo es el proceso de siembra y cosecha de este bivalvo. En cuatro horas percibí el complejo mundo de siembra del mejillón y confirmé la importancia de reconocer las horas de trabajo de hombres y mujeres tras un plato, por sencillo que parezca



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El viaje
A las ocho de la mañana nos embarcamos en los botes en  el bañadero de La Guardia y guiados por Niel Peterson, Xavier Rodríguez y Jesús León emprendimos el recorrido por La Guardia,  Desde la playa Bañadero, pasando por los muelles de pesca, mangle, hasta playa Los Restos. Todo parte del Parque Nacional La Restinga.  En la punta del recorrido Xavier nos invitó a bailar para recoger chipichipi y guacuco. El obligado chapuzón para bajar del bote bendijo la mañana y nos permitió llegar casi a la orilla, pararnos firmes mirando hacia el horizonte  y con calma, al ritmo de un joropo imaginario mover los pies hasta hacer huecos en la arena y luego con las manos atajar  los guacucos y chipichipis descubiertos.
Una vez agarrados,  parecían fáciles los consejos de cómo sacarles la arena para cocinarlos. Con toda seguridad Xavier afirmó que al sacarlos del mar es preciso dejarlos sumergidos en agua de mar por 12 horas, pero metido dentro de un colador, de manera que no toquen el fondo del envase. De esa forma ellos sueltan la arena que cae al fondo del envase.
Después de 15 minutos regresamos al bote   y nos enrumbamos a conocer cómo son las semillas de mejillón. Xavier nos llevó hasta la piedra ahogada que es uno de los bancos naturales de mejillón de la zona y luego en medio de risas nos explicó lo fácil que les resulta ubicarse en el mar, nos dijo que toman un punto de referencia fuera del agua y a partir de allí hacen una triangulación que les permite ubicarse de día en la inmensidad del mar. Los puntos de referencia nocturnos son las estrellas que permiten saber donde se encuentran.
De la piedra ahogada, pasamos al mangle y finalmente a la piedra bagre. Allí la sumergida de algunos de mis compañeros les permitió escuchar el “chas chas de los mejillones”, producido por el bivalvo que abre y cierra sus conchas mientras se alimenta. Álvaro, Nixon, Oscar, Niels y Xavier tomaron muestras de mejillones semillas y las mostraron a los compañeros. Explicaron cómo crecen y la diferencia entre el mejillón perna  y perna  Perna viridis, uno  verde y el otro negro, grande y pequeño. Exógeno y autóctono, pero desplazado por el verde durante mucho tiempo.
El proyecto de siembra de mejillón ha traído la siembra de perna perna, de mejor tamaño, sabor y favorable para el ecosistema. De allí rumbo a las balsas  donde nos mostraron cuerdas con mejillón pequeño recién sembrado, mejillón crecido y mejillón grande, a punto de sacar. Nos explicaron que siembran, 1,5 kilos de mejillón en cada cuerda, envueltos en mallas biodegradables. Con un metro y medio de largo aproximadamente. Cada cuerda da 15 kilos y en cada balsa se pueden encontrar entre 80 y 100 cuerdas. De esta forma supimos que en 4 meses cada balsa puede dar  entre 1200 y 1500 kilos. Actualmente el proyecto cuenta con tres balsas, de tal forma que seguramente para la temporada lograran cosechar por lo menos tres toneladas de mejillón. En cuatro meses sembraron mejillón, alimentado de sedimentos marinos, que crecieron en la superficie de un mecate. No alteraron los arrecifes ni los ecosistemas marinos y crearon una alternativa para disfrutar de este exquisito producto marino que enriquece de sabor y proteína cualquier plato.
De las balsas regresamos a la orilla, limpiamos los mejillones, sembramos y comimos, cómo comimos. Montamos una brasa, sobre ella un zinc y encima decenas de mejillones vivos recién lavados que al abrir su concha decían, cómanme…tuvimos el privilegio de comer mejillón. Una nueva prueba de que Margarita posee todo para ser felices, sabor, saber y naturaleza. ¡Reconocerlo, disfrutarlo y mantener su armonía es nuestra responsabilidad!